La lástima es que tengo mi colección a 170 km de dónde vivo, y de la pasada temática "coches negros como el sobaco de un grillo" no he podido compartir con tod@s ustedes mi repertorio, que considero ciertamente amplio e interesante, como no podía ser de otra manera de alguien que ama los coches en este color. No obstante hay uno que, con la temática de esta semana, lo tengo en bandeja de plata para poder mostrarlo. Se trata del Porsche 936 de Spirit que acompaña este post.
La historia tiene su guasa y la excusa para meterlo aquí es que este coche sólo ha corrido una única carrera en el Campeonato de España de Igualada.
Vamos a empezar por entender mi naturaleza díscola, inconformista a la par de curiosa que siempre me ha llevado buscar alternativas que no fueran el coche dominante del momento en las competiciones. Por ejemplo, si el que domina es el Mosler, pues yo corría con el Nissan R390, con el Corvette C6R... creo que puedo decir sin temor a equivocarme que seré el piloto con más "mejor posición con el coche no dominante" de cuantos haya. Con esto retrocedemos al año 2007 (creo) cuando el Campeonato de España molaba un huevo y el nivel era el mejor habido nunca. Para la categoría de clásicos, el indiscutible era la Ferrari 312 de Slot.it. Slotadictos era on fire y como estaba cansado de ver el mismo coche se me ocurrió preguntar si alguien sabía de otro coche que pudiera funcionar, a lo que O. Capel me recomendó el 936 de Spirit, con el que él mismo pensaba correr (y Albert Ranera, creo, también)
Me dio algún quebradero de cabeza, pero afiné el que veis aquí y a Igualada que marché. Tras la clasificatoria, los 16 finalistas se repartieron entre 15 Ferrari y único Porsche. No tengo foto de aquello, pero la estampa es irrepetible. El Sr. Oscar no es que no se clasificara, es que al final sucumbió al lado oscuro y corrió con Ferrari. En carrera, lo divertido del coche era que no podía ser visto. Algo así como un bombardero B2. También es cierto que en un reinicio de carrera tuve que bajarme del puesto de piloto para comprobar dónde estaba, pues se había detenido en la zona más alejada (y un tanto mal iluminada) del circuito y era literalmente invisible.
Aquel año no puede luchar por la victoria, pero el final de carrera fue mítico porque en la última manga J. A. Caravantes me "detectó" en su radar, dando inicio a una frenética y tensa persecución que a duras penas yo podía aguantar. Y justo cuando ya me tenía a tiro, enflechado como un Tomahawk a rebufo, suena el "piii" final y, detenidos ambos coches a la misma distancia pese al momento de inercia e intactas las posiciones, Pepillo exclama advirtiendo lo poquito le ha faltado: "¡¡¡ Por una po...lla !!!"
El coche cómo lo veis aquí no está como terminó la carrera, si no que a la vuelta repuse su material (menos el motor) y volvió a la vitrina. Sólo tiene esa carrera y valió la pena.
P.D.: J. A. Caravantes me tienes que firmar el coche.
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