Hace 10 años, allá por 2012, “algo empezaba a cambiar en Scaleauto Slot Cars” y, sólo en su segunda edición, la conocida como 1/32 24H. World Endurance Series (WES) ya era un campeonato consolidado. Con unas inscripciones abarrotadas y muchos equipos de nivel queriendo medirse allí la picha a ver quién la tiene más larga, la WES de Scaleauto se ofrecía como la alternativa en formato de copa mono-marca al reglamento abierto del Top Drivers (ahora Master Slot)
Así, mientras que en el Top Drivers los equipos tenían libertad a la hora de escoger sus monturas y prepararlas, la WES venía a cubrir la pregunta de quién es más rápido sólo con el gatillo, eliminando de la ecuación el factor coche.
En 2012 el mítico equipo AlbaRacing cumplió 10 añazos. Durante ese periodo ganaron 3 campeonatos de Madrid de Resistencia y 2 campeonatos de 24 horas (Alcorcón y Top Drivers) Entre otros trofeos, digamos menores, el balance les colocaba dentro del ¿Top 5? de entre los equipos nacionales, con el hándicap de que su sede era en Albacete (ciudad de nula tradición slotera) y teniendo en cuenta de que, dentro de un hipotético Top 10, serían el único equipo dentro de la indiscutible potencia que es Cataluña. Pese a esto, no solía ser habitual en las porras por ganar las carreras.
AlbaRacing siempre ha adolecido de una carencia. Nunca ha gozado de un equipo plenamente consolidado. Me explico. Mientras que para los campeonatos individuales o por equipos de dos o tres pilotos, la escudería no ha tenido problemas para tener consigo gatillos de primer nivel, a la hora de enfrentarse a las carreras reina de 24 horas, en la se precisa no menos de una cuadrilla para acometer la faena, puede decirse que siempre ha estado coja. Por tanto, siempre han requerido, o bien fichar pilotos para la carrera en concreto, o bien fusionarse con otros equipos en la misma tesitura.
Así pues y lógicamente, mientras que con un binomio o trinomio, machacados a carreras y experiencia, el equipo AlbaRacing resultaba (resulta) letal, a la hora de apuntar en lo más alto el equipo era, digamos, incierto. Juntar a gente para una misma carrera, sin el conocimiento mutuo previo, es una lotería.
Tras unos años flojitos, en el décimo aniversario de mi equipo no me apetecía hacer nada que no fuera, como poco, pisar el podio. El problema, el de siempre: necesitaba juntar a dos espadas con los que completar un cuarteto. Yo me precio de tener buen ojo para las jóvenes promesas y el pasado año fiché al muy joven piloto Almanseño Tito, que terminaría por demostrar ser todo un campeón, con una templanza e inteligencia calculadora como señas de identidad insuperables.
Como él y yo solos iba a ser complicado afrontar veinticuatro horas de carrera (que, por mi, si. Pero el reglamento dice que faltan otros dos) reclutaba, por un lado, a Iniesta, otrora artífice nada menos que de la obtención de dos Campeonato de Madrid de Resistencia y un Top Drivers para el equipo y, por otro, al incombustible Igor Baldres San Pedro, quien tampoco le pega nada mal al gatillo, pero ambos, y creo que no me equivoco, en un momento en el que estar al 100% en una carrera no resultaba una prioridad, perpetuando de este modo el mal endémico que ha arrastrado AlbaRacing.
Esto no es un reproche, si no un sueño. El cuarteto quienes acudimos a Barcelona, de estar todos en nuestro mejor momento, consolidados tras varios años de carreras, a todas luces hubiera sido demoledor. Pero, insisto, Albacete y la zona de levante tiene la población que tiene, la tradición slotera que tiene, y casi quienes fuimos era lo mejor que por allí había (Lo sé, me dejo a gente en el tintero, perdonadme que ya os dedicaré un artículo)
Con todo, una cosa estaba dada por hecha. Sabía que cada uno de nosotros lucharía cada vuelta como gato panza arriba.
El modelo que Scaleauto seleccionaba como arma unánime para pelearnos fue el Mercedes-Benz SLS. Este coche resultó un icono inmediato por varios motivos. El primero, porque fue el primer diseño de Mercedes-AMG. El segundo, porque fue la reinterpretación del mítico 300 SL “alas de gaviota”. Tercero, porque el coche es precioso. Cuarto, porque se lanzó a la venta en 2010 y, en menos de dos añitos, tan exclusivo Supercar ya estaba reproducido por Scaleauto. Y muy bien reproducido, en lo que me atrevo a decir que empezó un cambio en la mentalidad del fabricante catalán a la hora de ejecutar sus productos. No solo las proporciones son muy correctas, si no que el nivel de detalle es alto, con todas las entradas y salidas de aire practicadas, rejilla de fotograbado incluida, todo acompañado de un chasis que, si bien no era plano habitual en competición, estaba pensado para que el coche se desenvolviera por la pista a gran velocidad.
Por si no lo he dicho ya, o por si acaso se ha olvidado, como era el décimo aniversario de la escudería quería poner toda la carne que tuviese disponible en el asador, lo cual incluía un trabajo de pintura con la identificable paleta de colores AlbaRacing. No faltaba la reconocible e inestimable esponsorización del tio Josep Aloy Carbo, a quien nunca estaré lo suficientemente agradecido por apoyarnos y apoyarme en mi singladura por este hobby, tanto cuando me ha ido bien como cuando no me ha ido tan bien. Trabajé con mucho mimo cada detalle y, a juzgar por el resultado final, puedo decir que, seguro, es uno de los dos coches más bonitos con los que el equipo haya saltado a la pista.
Con un reglamento que no deja lugar a la imaginación, el trabajo de preparación tuvo lugar en el circuito de Almansa con Tito y un suscriptor centrándonos en encontrar un Set Up rápido pero dedicando mucho mimo a los pequeños detalles del montaje. Así, por ejemplo, innovaríamos siendo el primer equipo en sustituir los terminales de la guía por espárragos que, como veremos, fue una solución muy efectiva.
El viernes de los entrenamientos finalizamos el día consiguiendo un arma letal. Quizás, incluso, podríamos echarle un pulso a los imbatibles Slotmania, poco menos que eran deidades que, nadie todavía se explica cómo, van medio segundo más rápido que su sucesor.
Pero el sábado, la carrera, empezó mal, muy mal. Nos vinimos arriba (sobre todo yo) y montamos el desarrollo más largo de todos, un 12x25. Transmisión, además, que no terminaba de engranar del todo bien pero que el día de antes, con grip, se mostró imbatible. Pero ya no era ayer, si no mañana y, ni había el mismo grip, ni aquello mostraba síntomas de ir a mejor.
El drama resultó mayúsculo en tanto que era la primera manga, me encontraba a los mandos por el carril exterior y lento, sin feeling en el coche pero viendo como todo el mundo me adelantaba sin problema. Y la situación estalló cuando al llamar por radio* a boxes demandando feedback y una solución, al otro lado no había nadie. O sea, estaba el equipo solo en aquel momento.
N.D.L.R.: *Radio: llamar a grito pelado a mis compañeros de equipo.
Así pues, tras analizar una situación en claro declive, tomé la decisión unilateral (qué remedio) de parar el coche, bajarme del puesto de pilotaje, ir a boxes, coger la herramienta, el recambio y montar la corona de 26z, devolviendo el Set Up del coche justo al punto anterior en dónde si o si todo funcionaba bien. Todo esto, claro, corriendo a una velocidad que rivaliza con la de Bolt.
Tras la finalización de la manga y preguntar que qué había pasado, que por qué íbamos últimos a 20 vueltas del siguiente, a Iniesta y a Igor les cayó el que estoy convencido que ha sido uno de los mayores puros de su vida por haber dejado los boxes desatendidos.
Para colmo, a la tercera manga, a Tito se le parte la guía en una salida. Menos mal que, con el sistema de espárragos, la sustitución resultó inmediata, pero otra pequeña sangría de vueltas no solo nos alejaba de cualquier aspiración al podio, si no ya de terminar la carrera.
Con una liada apuntada a cada uno de nosotros y un cabreo monumental por mi parte, lejos de contagiarse o desanimarse, Iniesta, Igor y Tito empujaron las siguientes mangas como si se jugasen la carrera al sprint.
Al igual que Schwarzenegger en Comando, la caza a los equipos uno por uno era lenta pero constante (no nos quedaba otra) y, si hay una cosa que AlbaRacing siempre hace al nivel de los mejores, es la etapa nocturna. Sabedores de nuestro As bajo la manga, esperábamos impacientes la llegada de la oscuridad para hacer lo que más nos gusta: SEMBRAR EL CAOS Y LA DESTRUCCIÓN MASIVA. Así, llegado el ecuador de la carrera, en dónde estábamos por la mitad de la tabla, la noche se hizo. Y, en dónde todo el mundo subió su ritmo entre medio y un segundo por vuelta, en nuestro equipo rodábamos igual de rápido con luz o sin ella. La sangría de vueltas fue demoledora y no queríamos que amaneciera nunca.
Pero amaneció, y el drama ahora era para el resto de equipos, aunque no lo vieron venir. Si en la primera mitad de la carrera AlbaRacing quedó descartado de todas las porras, pasada la noche y tres cuartos de carrera nos colocamos al rebufo del podio. De repente, entramos en todas las quinielas.
Las últimas cinco horas de carrera continuaron al sprint, en lo que fue un último empujón complicado, pero recapitulemos. Con un Slotmania destacadísimo, Palau (quienes llegaron a ir líderes) y Model-Hobby Red (quienes sufrieron una avería en las luces que les privó de estar en un segundo puesto destacado) mantuvieron toda la carrera un durísimo pulso por repartirse las dos posiciones del podio. Nosotros aparecimos como de la nada, pero al hacerse de día el ritmo de todos los equipos volvía a ser el normal y parecía que nos hubiéramos estancado.
Pero nos quedaba por gastar el último As bajo la manga. Y es que, en vez de seguir la estela de los dominadores Slotmania, que marcaron la Pole, decidimos ir por libre y empezar por la peor pista para terminar en la mejor. Esto es que, de los cuatro circuitos, empezamos por el que estaba cerca de la puerta de entrada, expuesto a la suciedad de la calle, para acabar en el circuito del lado opuesto que, en el último cuarto de carrera, estaría (y vaya que si estaba) a tope de goma y de grip.
Y por los pelos. No sería hasta la penúltima manga en dónde pillamos las pistas rápidas, mientras que MHR y Palau rodaron por las lentas, cuando superaríamos a nuestros duros contrincantes que ya nada podrían hacer para contenernos, en lo que para ellos terminó resultando una agónica lucha para no quedarse fuera de un podio en el que habían estado subidos toda la carrera.
Así pues, contra todo pronóstico, AlbaRacing “The Return” firmamos una remontada épica como muy pocas, en una plaza tan complicada como es Cataluña, para el sufrido décimo aniversario, en lo que resultó un segundo puesto que supo a Victoria.
RESULTADO 5 PRIMEROS CLASIFICADOS:
1- Slotmania 6075v
2- ART Albaracing 5937
3- Model Hobby Red 5932
4- Palau 5930
5- Punt Slot 5877
Pie de foto: (izda a drcha) Igor, Iniesta, David Torregrosa y Tito.
BOLA EXTRA: Al terminar la carrera y revisar el coche, descubrimos que el lateral derecho había sufrido una rotura de dimensiones considerables pero, por suerte, no afectó a la estructura del vehículo (seguramente porque bajó la Virgen a vernos)
Cómo sería aquella bronca por dejar abandonado el equipo, que se hizo mutis y a día de hoy sigo sin saber quién de los tres pilotos sufrió el accidente.
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