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  • Foto del escritorDavid Torregrosa

COLLEZIONE: FLY Porsche 911 GT1 '98. Casi, casi.

Actualizado: 28 abr 2022

En los incipientes años 2000 FLY Car Model era una marca que molaba mucho. A todos deslumbró con un detalle de unas maquetas nunca visto. Hoy podemos afirmar que estaban un cuarto de siglo adelantados en el tiempo.



Por el contrario, en el plano dinámico no estaban ni en el Big Bang. Por algún motivo que nunca entenderé, disponían el motor en un intento por replicar la misma postura que el coche al que reproducía, omitiendo que un slot-car tiene su propia idiosincrasia de la que no puede escapar, de la misma forma que la luz no escapa de un agujero negro. Así, tan sonado fuera el lanzamiento de su primogénito Viper como lo descabellado de colocar el motor en todo el morro.


Las réplicas con el motor central-trasero corrían mejor suerte y no por casualidad: el motor ahí dispuesto supone el mejor equilibrio dinámico. Pese a ello, los chasis y el material eran una birria, así que daba completamente igual porque, en pista, sus coches no andaban ni para atrás.

Pero la marca molaba y quería molar más. Así que, en un alarde por acallar a los chismosos como quien suscribe esta líneas, que ponían (con toda la razón) a parir su nulo comportamiento y aprovechando a su vez el auge por las carreras de velocidad, lanzaron la pretenciosa gama FLY Racing.


Lola B 98/10, Saleen GT1, Corvette, F40, Viper... sacaron unos cuantos, pero solo llegaron a tocar la gloria el Capri y el M1. Y antes de que nadie hiperventile y se vaya directo a los comentarios, si, unos con más suerte que otros. Y sí, también sé que vas a decirme que en tu club o en el de al lado conoces a un F40 que ha ganado carreras. Pero tocar la gloria en el más estricto sentido de ser el arma definitiva, solo estos dos.



El cuarteto de Porsche 911 GT1 '98 que traigo representa aquella bonita y temprana época, cada uno por un motivo.


En el plano estático, por un lado la réplica que participó en Le Mans, con un nivel de ejecución tan maravilloso, tan excelso, que Slot.it y su propuesta no ha conseguido superarlo muchos años después.



Luego están el modelo cromado y el road-car. Sobre el cromado agradeceré cualquier aportación que desvele su origen, mientras que el road-car fue el coche de suscripción de la revista Mini-auto. En aquella época se pagaban cantidades vergonzantes para la dignidad del ser humano por estas unidades. Por suerte, a día de hoy, un cambio de manos se paga por la casi simbólica cifra de entre 30 y 50 euros.



El círculo lo cierra el inyectado en amarillo, que es una de las primeras unidades FLY Racing. El GT1 fue el segundo modelo de esta línea (tras el Lola) y... bueno, dado que no lleva su chasis sino el universal de Slot.it, puede deducirse que FLY seguía perdida en la búsqueda de la senda de cómo hay que hacer andar un coche.



Las primeras unidades traían llantas de plástico, las delanteras estrechas “de bicicleta” con unos curiosos contrapesos, todo armado en un chasis con una concentración tan alta en carbono, a fin de aumentar la r

igidez, que, por lo visto, llegaba a dar problemas eléctricos si ambas trencillas tocaban a la vez en él. En sucesivas evoluciones se incorporó material calibrado y chasis mejorados que sumaron muchos puntos, pero nunca hasta el punto de ser una total referencia.


Si llegaba a funcionar es porque la carrocería estaba en medidas ya que, pese a la dieta de Lexan a la que sometían la gama Racing, pesaba unos 18 a 20 gramos (no recuerdo bien) que no era, ni es, nada del otro mundo. La cuestión es que este amarillo tiene su pequeña historia. Tras comprobar in situ que, con su chasis, no sería posible alcanzar la victoria salvo que se nos apareciera la Virgen y nos tocara con su gracia, a mi querido padre, que para entonces me acompañaba en las funciones de Team Manager, se coscó de que algunos pilotos Top andaban probando el novedoso chasis universal de Slot.it, marca que tenía ganada una muy buena fama. El planteamiento era fácil. Si nosotros estábamos por ser referencia, y los Top andaban trasteando con estos nuevos chasis, pues habría que hacerles caso. Y allá que hicimos el trasplante.

Nos tiramos muchas horas en el taller, muchas probando y muchas reconstruyendo. Como resultado, hace casi veinte años ya nos andábamos con algunas maravillas técnicas entre manos, como que el paso de rueda no es concéntrico, si no que queda hundida 0,5mm. A su vez, los soportes laterales tienen un rebaje que permite la basculación, toda vez que sólo empleamos los traseros, aprovechando que, delante, coincidía con el tornillo. Las marcas de goma que aún quedan marcadas son testigo de lo ajustado que iba todo.


Esta unidad ganó en su debut en la carrera disputada para inaugurar el club y circuito de Cartagena. Prometía, pero en la primera carrera del recién nacido Campeonato de Madrid de Resistencia (año 2003) "sólo" pudimos ser segundos. Es frívolo decir "solo segundos" cuando el equipo casi recién formado, el mítico, glorioso y ahora clásico AlbaRacing, pretendía ir de Albacete a Madrid a pasearse... en fin, la testosterona muy subida para unos chavales post-adolescentes ya sabemos cómo resulta. No obstante, pese al desopilante nivel hormonal aquello fue un punto de inflexión que desembocó en lo que fueron dos máquinas sin rival. Pero de aquella pareja de diablos ya os hablé en su momento.

Volviendo al Porsche amarillo, tuvo un último descalabro. Antes de que el MasterSlot fuera MasterSlot, incluso antes de que fuera Top Drivers, cuando la gente no sabía si AlbaRacig se escribía con un o dos "erres", justo el año antes los Fuenla Boys (o sea Angel, Pepillo y Cia) organizaron aquellas 12 horas de Fuenlabrada. En Diciembre, con un frío del carajo, la pista en mariposa montada en el suelo pero que en realidad se parecía más a un tramo de raid (o así de terrible la recuerdo) descartamos nuestro plurivictorioso pero frágil Toyota GT-One a favor del resistente 911 GT1. Comenté que el coche estaba ajustado a la décima de milímetro y eso fue lo que nos relegó, otra vez, a ser los primeros en perder. El equipo que anduvo mas listo es otro glorioso y clásico, más todavía, T800 de los Tortosa Boys. Ojo porque nos fusilaron el coche, pero en vez de laparlo al suelo, lo dejaron un poco mas levantado, lo suficiente para que pasara sin problema por todos los baches y nos ganasen bien ganados. Ni rechistar pudimos.


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