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Foto del escritorDavid Torregrosa

COLLEZIONE: NSR Ford GT40 Mk IV. One Hit Wonder.

Lo sé. Llevo una racha que no me prodigo en demasía, por no decir prácticamente nada, a la hora de colgar post. Y eso que los temas propuestos por nuestros queridos y sesudos moderadores de SLOTBOOK no pueden ser más inspiradores. Confesaré que esta situación me estaba incomodando un poco, me explico. En mi fuero interno, siempre en alta guerra con infinitos frentes abiertos (puede parecer lo contrario, pero no recomiendo ser yo) uno de ellos me tenía con muchas ganas de escribir sobre lo que fuese. Sin embargo, con la competición en el Campeonato Copalicante de Rally Slot iniciada, en la correspondiente preparación de los dos bastardos con los que corro (El Polo WRC y el Porsche N-GT que ya presenté: https://www.facebook.com/.../permalink/2879688258957071) vuelco todos mis recursos. Que, para mas inri, nuestro glorioso club Costablanca Slot Racing acoge la primera carrera y, claro, como ando metido en todos los “fregaos”, pues por supuesto lo estoy en el equipo de montaje de los tramos, actividad que consume mucho tiempo (pero que se nos han quedado unos TRAMACOS de fliparlo en 4k) La guinda al pastel es que, como las medidas COVID impiden hacerlo de otro modo, nuestro club acogerá también la segunda prueba, por lo que vuelta a preparar coches, desmontar tramos, montarlos…


-Pero, David, no te tires el rollo que te vemos por los stories de Facebook e Instagram, no te cortas ni un pie y no paras de hacer barbacoas y ponerte como el tío Kiko.


-Vale, vale, reconozco que me encanta gastar tiempo en barbacoas ¿a quién no? Hashtag #notodoesslot.


La cuestión y para ir finalizando esta pesadilla de entrada y, también, que no me aborrezcáis, he concluido mi lucha propia permitiéndome el espacio con el que me encuentre genial en cada momento. ¿Qué en un mes me da el aberrunto y escribo cincuenta entradas? Pues os entierro a post. ¿Qué no aparezco porque estoy haciéndoles mas kilómetros que a la maleta del fugitivo a los coches de carreras? Pues tampoco pasa nada. La cuestión es que un servidor os quiere, le gusta compartir sus vivencias con todos vosotros, y de una manera u otra siempre estará presente y feliz pululando por este hobby.


Se cierra una batalla y se abre otra. Luego me quejo de que no duermo por las noches porque le estoy dando vueltas al tarro. Me lo estoy viendo venir y ha llegado un punto en el que no he podido dejarlo pasar. Mucho, mucho se habla en SLOTBOOK de coches, pero… ¿y de slot puro y duro?


Dicen que en el slot, con los “cochecitos” (cómo odio esa palabra despectiva) “emulamos” a los “reales” (ardo en llamas con esto también. Necesito tomar un Valium cada vez que lo escucho para bajarme las pulsaciones y que el tic que me surge en el ojo no se note mucho) a lo que yo respondo, de manera muy tranquila y sosegada, que “una po**a como una olla”. O sea, existe una parte en la que el slot-car es una reproducción, pero, pero, pero la competición es competición, sea en lo que sea. Valga como ejemplo Michel Schumacher, que le jodía igual perder una carrera que una partida al parchís. Pues en slot exactamente es lo mismo.


La cuestión es que a escala y apretando un gatillo hay historias bestiales. Y si de icónicos coches americanos va el tema, a bien tengo presentar uno con una historia tras de sí de las que me gustan, 100% slotera.


ADVERTENCIA: Este coche es un NSR. Cualquier parecido entre la reproducción, si es que puede llegar a llamarse así, y la realidad es pura coincidencia.



En mi vitrina ya lucían las dos copas y sus correspondientes coches que me acreditaban como Campeón de España de Igualada. Una en la categoría que, por capacidad técnica, yo quería, Prototipos, y la otra la mas chunga de todas por pilotaje, LMP (Si mal no recuerdo) Con esto ya tenía alcanzada la gloria y consagración suprema en las carreras sobre pista de plástico en 1:32, pero la competición me gusta demasiado como para quedarme ahí y, en 2008, me apetecía un montón hacerme con un tercer entorchado de alguna de las otras categorías gordas. Una era F1 y, la otra, clásicos. En F1 casi lo consigo el año que re-debuté, en dónde me clasifiqué primero en todas pero terminé tercero en una y dos crueles segundos puestos en las otras, una de ellas en F1. Pero para 2008 el Campeonato de España de Igualada ya no era aquella ahora añorada locura en la que te podías apuntar a todas y cada una de las categorías. Ahora sólo podías elegir tres de seis, ya que dos se disputarían al unísono cada uno de los tres días. La de clásicos estaba en clara alza con Slot.it en clara apuesta y NSR subiéndose al carro, así que elegí esta como objetivo a conseguir.


Además tenía una cuenta pendiente, ya que, si bien en F1 al menos tenía un podio, en clásicos no tenía nada. Es mas, el año anterior fui el único que no corrió con el 312 de Slot.it, pero clasificándome quinto con un 936 de la desaparecida Spirit. (Historia aquí: https://albaracing.wixsite.com/.../collezione-spirit... aquí mejor contada aún por Jose Antonio Caravantes Vidriales a partir de minuto 7:00 si queréis ir al grano: https://www.youtube.com/watch?v=dXRGPIqs84Y&t=629s)



Así pues esta vez iba directo al coche que mejor funcionaba en aquel entonces, el Ford MK IV de NSR. Pedido de material a Aloy Shop y a montar al taller de AlbaRacing, dónde los sueños se hacen realidad. Menos si eres el rival, que entonces no (im sorry) Eso si, si el año pasado el Porsche en negro no se veía ni un pimiento, este año iba en amarillo por completo. Que se vea bien.


Para la carrera se permitía montar lo que quisieras siempre y cuando no alterases nada y, como condición sine qua non, el mismo modelo de motor de caja corta lo ponía la organización para todos los participantes.


Los coches ligeros, como este, con motor acomodado en posición transversal, como este, ya de por sí se adaptan de maravilla a mi estilo natural de conducción. Pero tenía margen para dejarlo completamente a mi gusto, o sea, convertirlo en un despiadado dragster que no tenga miedo a las curvas. Así con estas intenciones monté, para delante, el eje mas ligero y menos incidente que existía (eje hueco “papel de fumar” de Avant, llantas Delryn alijeradas de tres radios) en contraposición a un eje trasero de metal, macizo, con llantoras de aluminio y unas gomas Scaleauto en una grosera medida 20x11 (si, tan burros como los Ninco antiguos)



Aunque reconozco que en las horquillas interiores no terminaba de girar con la habilidad que hubiera deseado, el agarre infinito proporcionado por toda la carga atrás y perfectamente digerido por los enormes zapatos convertían al pequeño bólido en una locomotora capaz de pasar a fondo los virajes mas abiertos, a una velocidad imposible para ningún otro coche.


O, al menos, esto era así en mi pista de pruebas entonces en Club Slot Albacete, porque ahora estaba en Igualada, subido en el puesto de pilotaje y esperando la salida para la clasificatoria. Que, de todos modos, ya durante las verificaciones me había cerciorado de que nadie, absolutamente nadie, había montado unas gomas tan “tochas” como las mías, así que algo me decía que, a poco que el motor me saliera normal, todo podía salir bien, ya que tenía por seguro que nadie tendría un grip superior al mío.


Pero, pero, pero había que tener ojito con los bandarras allí venidos (digo esto desde el cariño!!! A estas alturas sabréis de sobra que cualquiera de mis injurias referidas a una persona significa “cariño mío” en mi idioma) pues ya me sabía la jugada de esconder las cartas en clasificación para no mostrarte y luego dar el hachazo en la final.


Los primeros compases salí a piñón, pero enseguida eché el freno porque apenas había empezado la carrera y le metía media vuelta o algo así al siguiente… por los carriles exteriores. Pero claro, tampoco podía pasearme los cuarenta minutos de carrera porque necesitaba exprimir tanto el coche (con el motor recién montado y sin saber hasta dónde llega) como el circuito, para tenerlo entrenado. Así que decidí ir a tope, pero forzando una salida de pista adrede cada pocas vueltas, para perder tiempo y que no se notara que el coche era un avionaco.


Y pensé que me había salido incluso demasiado bien la jugada porque clasifiqué en cuarta posición, pero no tardaron en venir:


-David, vaya pepino que llevas.- Dijo, a saber, Raul Sánchez.

-Que va, parece rápido, pero se sale mucho.- Intentaba disimular.

-Y un pimiento, que te hemos visto todos.- Replicaba, a saber, Albert Ranera.

-No, no, si me he quedado cuarto.- Apuntillaba.

-¡¡Espera!! ¡¡Que hemos contado mal las vueltas y no te has quedado cuerto…!! –Gritaba la organización a lo lejos.

-¿Veis, si en realidad he quedado peor. -Respiraba aliviado.

-¡¡…Has quedado segundo a sólo media vuelta del primero!! - Se me cortó la respiración definitivamente.

Así que nada. Ni ocultar cartas, ni ir de tapadillo, ni nada. A la final que iba a pechera descubierta, di que sí. Tampoco hubo sorpresas. Todos corrieron mucho mas que antes, pero yo hice lo mismo, sólo que esta vez sin salirme y pudiendo disfrutar de conducir al límite hasta llegado el tercio final de la carrera dónde, con suficiente tierra de por medio y con las pistas mas difíciles por acabar, sencillamente me limité a mantener las distancias y terminar la carrera, con lo que el tercer entorchado se venía a casa.


El Forito sólo disputó esta carrera siendo, además, un vine, vide vinci en toda regla. Bueno, mentira. Luego a mi padre Toni, quien hacía meses que tocaba un mando, le convencimos para que corriese en la categoría Senior dónde firmó un cuarto puesto. De igual modo no sé si tengo algún otro coche tan “sobrado” que haya salido del AlbaRacing Dream Garage. A Josep Aloy Carbo le gustan especialmente los coches que han competido, y tanto mejor es la pieza como mejor es la experiencia. Por eso consideré que era mejor que descansara en su garaje, también como agradecimiento a todo el apoyo que el y su equipo me ofrecían, ya que gracias a ellos, a la postre, he conseguido alcanzar un montón de metas.

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