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  • Foto del escritorDavid Torregrosa

COLLEZIONE: NSR Corvette C6R "Art Car". Yeah, brother.

Estoy muy pero que muy ilusionado con la entrada de hoy. Se han alineado los astros para que las musas de la inspiración me animen a presentar esta ida de pelota sublime, sólo que en esta ocasión yo no soy autor de tan magnífica obra de arte, aunque algo tuve que ver. Este coche ya vio la luz hace diez años, pero hay maravillas que las que uno nunca se cansa y esta, desde luego, había que rescatarla del olvido.

Corría el año 2012 y otra edición mas del CMR (Cmpto. de Madrid de Resistencia Slot) estaba en ciernes. El año anterior la transalpina fábrica NSR presentó un nuevo y prometedor GT, el Corvette C6R. Estrenaría renovada planta mecánica de cuna triangular y guía basculante, en evolución al chasis estándar de su primogénito Mosler MT900. El Mosler, deliberadamente deformado en sus formas para ganar, seguía dominando a placer pero, el Corvette, notoria a la par de perjudicialmente mejor proporcionado contaba, sin embargo, con ventaja técnica que se podía jugar a favor. Con estas cartas llegamos a la segunda cita del campeonato en el, por aquel entonces, complicado circuito de Alcalá de Henares, cuyo revirado trazo destacaba por un notorio badén y algunas molestas irregularidades con las que había que intentar convivir. Efectivamente, estas complicaciones eran minucias para el Corvette y su chasis mejorado, por lo que nuestro equipo AlbaRacing allí se presentaría con él, en la que sin lugar a dudas era una atrevida apuesta frente a la plaga de Mosler que ya por entonces dominaban a placer, siendo la única opción incontestable.


Pero, pero, pero antes había que resolver un pequeño escollo a nada mas, y nada menos, y nada más, que tres días antes de la carrera. La complicación a salvar residía en que nuestro protagonista no cumplía con lo estipulado en el reglamento técnico en cuanto al apartado de decoración. Aunque, permitidme que me aventure, seguramente no es por nada de lo que estéis pensando. No es por la usencia de dorsales, ni por tener las ópticas tapadas, no es por nada de eso. Realmente tal cual lo veis es como participó en la carrera.


Resultó y sucedió que, en su origen, se le vistió con una deportiva decoración de sólo dos bandas rojas longitudinales recorriendo en paralelo su silueta, pintadas directamente sobre el plástico blanco. Esto era así para ahorrar peso (cómo lo leéis: la pintura, pesa) y porque, no sé en qué momento, me dio por querer abandonar los míticos colores de la escudería AlbaRacing para probar otras combinaciones. Menos mal que lo desestimé, pero esto ya es otra historia. La cuestión es que, por suerte, el reglamento para 2012 evolucionaba y no permitía dejar a la vista el plástico en crudo, por lo que todas las carrocerías tenían que ser pintadas, dejando atrás para siempre las cansadas parrillas de salida llenas de coches en blanco.


¿Bonito? SI. ¿Impersonal? También.

Pero volvemos a que faltan tres días para la carrera y nuestro querido coche sigue pintado con esas impersonales bandas rojas y hay que hacer algo rápido. Desmontarlo, despintarlo, imprimarlo, capa de blanco, enmascarado y capa de amarillo, enmascarado y capa de rojo, barnizado y montado para dejarlo con los colores de la escudería, a todas luces no era una opción rápida ni, por ende, viable. Así que estaba claro, había que pintarla sin desmontarla. Y aquí es donde mi queridísima hermana, Miryam, entró a echarme un cable con su inigualable talento.

-¿Un favorzaco puedo pedirte? –Agitado solicité, dado lo apurado del asunto.

-Ajam... –Respondió paciente, pero expectante ante lo que seguro sabía que iba a ser una nueva de nuestras miles de vivencias.

-Pues que tengo que pintar este coche rápido porque bla, bla, bla. -(o sea, todo lo que he contado desde el tercer párrafo, ponedlo aquí)

-Vale. Y ¿cómo lo pinto? –Nos quedamos mirando el uno al otro encogidos de hombros y con cara de póker.

-Pues supongo que con unos rotuladores indelebles. Yo tengo uno negro.

-Yo, aquí, uno rojo.

-¿Con eso puedes pintarlo?

-Tú dámelo.

-¡Marchando que va!. Y, así, en menos que canta un gallo le quité los cristales, lo lijé, lo imprimé entero (ópticas incluidas, a saco) y, una vez seco en pocos minutos, hice entrega a la artista para que trabajara en él. En menos de una hora, acabó el trabajo, salió del estudio y me presentó esta inspiradora obra de arte, digna de estar en el Olimpo de los Art Car, junto a los mejores. No podía creerme que algo tan bonito pudiera hacerse en tan poco tiempo. Era, es, precioso.


Volviendo al día de la carrera, allí estaba alineado en la salida el coche que no dejó indiferente a nadie, tanto por ser prácticamente el único no-mosler como, claro está, por su sorprendente decoración. Sin embargo, la sorpresa todavía sería mayúscula. Si bien en los primeros compases de la resistencia las posiciones se presentaron ajustadas, de la mitad hacia el final el desgaste de las ruedas haría estragos entre todos salvo en nuestro Corvette que, con la ayuda de su basculante, salvaba con plena solvencia los desniveles y nos servía una cómoda victoria que, para además de los ademases, era la primera no-mosler en mucho tiempo. Un <<vine, vide, vici>> de manual, que viene siendo.

Lejos de acabar en la vitrina, todavía lo hicimos participar en diferentes carreras cuyos circuitos eran favorables, dónde sabíamos que participando con él teníamos asegurada la victoria. Los coches de competición suelen acabar en el cascarón, ya que paulatinamente se van desmontando para aprovechar el motor, ejes, transmisión, etc. a los nuevos coches que se van preparando y, este, no podía ser diferente. No obstante, lo remocé completamente hace pocos meses, equipándolo de toda la mecánica para hacerlo operativo y ahora está bien guardado en la parte del garaje reservad a mis perlas mas preciadas.


Dedicado con todo el cariño del universo a la mejor hermana del mundo mundial.

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