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  • Foto del escritorDavid Torregrosa

COLLEZIONE: FLY Chevron B19 "Checkered Flag". Second Life.

Lo bueno de SLOOTBOOK es que es como una ruleta rusa. Estás posteando como loco varias semanas consecutivas, amasando likes y subiendo como la espuma en el ranking de popularidad, creando contenido, contribuyendo orgulloso al mundo de la automoción en general y del slot en particular. La vida te sonríe, no dejan de lloverte solicitudes de amistad, te invitan a fiestas, en la ONCE te devuelven el reintegro y hasta jurarías que un chica se ha fijado en ti, cuando... ¡BOOM! sin esperarlo, sin saber por dónde ha venido, el mundo tal como lo concebías se desmorona en cascada cuál castillo de naipes. Llega esa fatídica semana en la que todo explota justo delante tuyo. De repente te encuentras con que no tienes ni un coche, ni uno sólo, entre tu colección de trescientos, con el que postear. Nada de nada. Cero patatero. "Nasti de plasti".


SLOTBOOK en Facebook. Esa maldita página de la que salen entradas tan gloriosas como esta. Sublime.

Te la conoces perfectamente, de carrerilla, entera. Pero, pese a ello, arrodillado y sollozante repasas, una y otra vez, la maldita colección, en el que ya sabes pese a tu desesperación, es un infértil intento por aferrarte a un atisbo de esperanza que nunca se materializará. Parecía imposible, pero SLOOTBOOK te ha dado un revés que te ha dejado en tu sitio. Has pasado de tener la perfecta colección de veinte años de esfuerzo y transacciones, a tener un mojón como otro cualquiera. Quizás como otro cualquiera no, el tuyo es muy grande. Miles de euros, tiempo, recursos, mercado negro, piezas Repro, hasta rupturas sentimentales en esa pelea de “el coche o yo”, todo en balde, tirado por el retrete y empujado con la escobilla.

Y así te encuentras tú, diminuto ante la perspectiva de tener por delante toda una insoportable semana, con sus siete días eternos uno tras otro, de agónica depresión escuchando a Alex Ubago en el rincón de tu casa dónde ahora haces compañía al ficus que te regalaron por el amigo invisible, esperando a que un nuevo, esperanzador y luminoso, pero en verdad incierto viernes, te brinde la oportunidad de volver a llenar un vacío existencial infinito como el universo y tan negro como los huevos de un grillo.

Tu nuevo mejor amigo. Por lo menos haz el favor y riégalo, que no se te muera.

Por la calle no se te acercan ni las palomas aunque les tires pan para comer. Unfollow es la palabra que mas has visto cada vez que abres un Facebook que te hunde en la miseria cuando notifica que, todos menos tú; felices, postean, comentan y comparten. Gracias a Luisa y a Juan, tus amigos desde la infancia, sientes su afecto y apoyo incond… esto… bueno, resulta que entre los catorce últimos unfollow estaban ellos. Nada, olvídalo, tampoco tienes amigos y tu gato, que es más listo que tu, te ha abandonado escapándose con la gata del vecino. Estás solo. Diría aquello de que “al menos tienes salud”, pero como hace días que no te da el sol porque no sales de tu puñetera casa, la carencia de vitamina D se hace patente en tu tez, por cómo se ha tornado hacia un aspecto liliáceo royo Eduardo Manostijeras a todas luces para nada salubre. Entre esto, las ojeras de tanto llorar y que te hace falta un afeitado y ¡joder, una ducha, maldita sea! das como ascopena, pero sin el “como”.

Un post, solo quieres tener la oportunidad de escribir un post. No hace falta que sea un artículo entero. Con una entrada chiquitita de unas líneas y un par de fotos vale para un apaciguante chute de aquella sensación cálida y reconfortante que te hacía despegar los pies del suelo.

~ FIN ~


O sea, a ver, este relato es una dramatización que, seguro, le puede haber ocurrido a cualquiera de nosotros. Quiero decir, no porque lo cuente con todo lujo de detalles, ni mucho menos por mi síndrome de abstinencia, tiene que significar que me haya pasado a mí, que la semana pasada no puede colgar nada de nada, mientras la gente no paraba de colgar y colgar, porque yo no tenía ningún coche.


El tema de esta semana es facilito y, desde luego, muy vistoso. Las rayitas siempre quedan muy bien en tanto en cuanto sean decorativas y no de las que dejas en aleta y puerta cuando practicas un frotis frontolateral contra la columna de un garaje. Sin embargo el coche que traigo riza el rizo y cumple con ambos casos. De hecho, este es un claro ejemplo de cómo sacar rédito a una situación catastrófica. Para empezar, la carrocería se la pillé de desguace a "Pepillo" en su tienda Model Hobby Red. Me gustó por sus formas sencillas, pero atractivas y muy “slotizable” sin problemas. Lo siguiente fue adaptarle un HRS de Slot.it con motor de caja corta que le vino como un guante y… voilá! Ya tenía un nuevo cacharro con el que hacer el ganso. El día del estreno estaban ultimando unos trabajos de mantenimiento en el circuito. La cuestión es que fui a ponerlo en pista cuando me pidieron que lo hiciera en el carril recién arreglado para comprobar que todo estuviera OK. Como era un test y había que asegurarse, no enchufé el mando y directamente puse el coche en el carril, que salió disparado hacia el final de recta a tremenda velocidad, partiéndose el morro tras el terrible impacto. Si, por algún motivo, la pista tenía corriente sin que nada estuviera enchufado. El socio que se había equivocado con la corriente me pidió perdón, pero yo realmente lo que quería era enterrarlo allí mismo. De vuelta a casa, mientras repasaba el santoral y a toda la estirpe del electricista, también me acordé del 917 Checkered Flag de FLY y ¡Eureka! Me propuse confeccionar un tipo S&B que no había tentado. Mas que laborioso, resultó un trabajo muy divertido, puesto que para dotarlo de mayor realismo sólo había que seguir estropeándolo, con lo satisfactorio y desestresante que resulta romper cosas. Que si un lijazo por el lateral, que si pegar los tubos que imitan al chasis para retocerlos, que si salpicar de pintura… Una gozada. El resultado creo que no está mal y la máquina es igual de funcional.



Las fotos muestran la Targa Florio que tienen montada en Murcislot Slot Club de Murcia y que es una auténtica pasada. Allí compitió en una de las pruebas que hacen y es increíble lo que uno puede llegar a zambullirse en aquella atmosfera inigualable.




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