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Foto del escritorDavid Torregrosa

BOLA EXTRA: Wing Car Gr.12. Velocidad terminal.

Cada semana ansío con avidez la llegada del viernes por motivos más que obvios, pero se está convirtiendo en mi día fetiche por la espera en descubrir la temática con la que el ilustre

da el pistoletazo para el comienzo de un nuevo septenario slotero, en el que apoyarnos para hablar a cerca de nuestros mundos y mundillos que tanto nos entusiasman.


Cada nuevo tema me sirve de estimulación para exponer mis ocurrencias, si bien cuando se me mete un cacharro entre ceja y ceja lo que realmente me motiva es buscar cualquier escusa, por muy peregrina que sea, con la que colar el artefacto.


Siempre aquejado de que mi colección aguarda lejana a unos 170km, por esta ocasión, oh por fin, disfruto de unas buenas vacaciones que me permiten estar junto a ella. Y ¿qué es lo que voy a presentar? Pues, efectivamente, un coche que no está en mi repertorio. Así soy yo, simplemente me gusta ver el mundo arder sin más pretextos. Yo soy de esa clase de personas que si ganan carreras no es por demostrar nada, ni por superación personal. Lo hago solo para asegurarme de que nadie disfrute de una victoria. Si algo me ha enseñado Hollywood es que ser el villano es mucho más divertido. Pero vamos al lio porque, vosotros queridos y sufridos lectores, habéis pagado por saber en qué se me ha ido la pinza esta vez y dejar la sesión terapéutica a mi profesional de confianza quien, creo, no le doy lo que realmente se merece por aguantarme.


Si en honor al Dios Eolo va la cosa (Por Cataluña no sé, pero ojo aquí por La Mancha, que parece un estado sureño en época de huracanes) existen unos artefactos que no tienen sentido sin el downforce producido en su paso a través del aire, que son como los F1 y rivalizan con ellos de tú a tú: nada menos que los Slot Wing Car 1:24, también conocidos como Grupo 12.



Recurrentemente salen a la luz post de gente que flipa pepinillos en colores cuando descubre algún video en internet con carreras o poles de estos misiles balísticos. No es para menos, son capaces de recorrer escasos 50 metros de pista en menos de dos segundos, por lo que en los videos apenas se les puede ver cuando se mueven a todo trapo. Por supuesto no falta gente que, pese su completo desconocimiento, no le tiembla el pulso y propina su opinión infundada en que es un “royo” correr con coches que no se ven, que eso es imposible y que bla, bla, bla.


Vamos a desmontar mitos y leyendas. Los Wing Car o Coches Ala son comparables a la F1 tanto por requisitos en su construcción, como por prestaciones y capacidades del piloto. Tal y como a mi me gusta acuñar, esto es “slot por slot”. O sea, máquinas infernales cuyo único compromiso es el de circular por una ranura. No replican a nada, ni tienen que tocar las ruedas delanteras, ni demás adornos baladíes. Slot en el estado más puro.


El chasis es de metal cortado por láser. Tiene la forma y material justo para sustentar al slot-car y nada mas. Lo que en verdad es un arte a la altura del David de Miguel Ángel es el armado de la carrocería y del motor. La carrocería aerodinámica requiere de unas formas precisas, tanto para la parte horizontal como para las paredes laterales en vertical. Importa incluso el grosor del lexan pues, dependiendo del circuito y downforce requeridos, se emplean diferentes grosores con los que las paredes se deforman en mayor o menor medida. Igual de importante es el refuerzo y sellado con cinta de las uniones.

Los laterales se abren muchísimo con la velocidad en la parte delantera y en su intersección con la horizontal debe sellarse para evitar fugas del aire. En clasificación, los motores pueden llegar a las 250.000 r.p.m., si bien para carrera bajan “solo” entre las 150.000 y 200.000. Carcasa en la mínima expresión, bobina equilibrada, colector rectificado… se presta muchísima atención a todas y cada una de las partes. Se emplean hasta un total de 8 imanes de cobalto. Con esta solución, en vez de dos sencillos, para enfocar el flujo magnético hacia el centro del colector. Las escobillas se gradúan y se regulan en función de las necesidades del circuito, teniendo habitualmente un generoso avance.


A la hora de conducir, esto es como la “substancia” que le compra Vincent Vega a su dromedario en Pulp Fiction. Tienes varias opciones de slot que son muy buenas, pero esta otra, si la pruebas, sabrás en lo que estás jugando, es una auténtica pasada.

La carrocería de un automóvil con alas funciona canalizando el aire sobre él, creando una fuerza descendente que ayuda a mantenerlo en la ranura. Esto evita la necesidad de piezas de chasis pesadas. La belleza de usar la aerodinámica es que cuanto más rápido vas, mas agarre tienes.


La pista habitual y muy extendida es la conocida Blue King. Es un trazado estándar de 47,24 metros, por lo que lo récord son válidos en cualquier parte del mundo dónde se realicen. Hay otros trazados estándar pero este es, con diferencia, el mas extendido. La vuelta rápida jamás realizada en el mundo la dio un piloto canadiense en el Open de la República Checa en 2019 cuando paró el cronómetro en unos fulgurantes 1’283 segundos, lo que hace le hace ir a una velocidad promedio de 132.56 km/h. Estas balas salidas del Magnum 44 de Harry el Sucio aceleran de 0 a 100 en medio segundo y se estima que, en una recta lo suficientemente larga y con el desarrollo adecuado, pudieran flirtear con una velocidad máxima cercana, si no superior, a los 180 - 200 km/h, pero no hay registros que puedan demostrarlo.


Es necesario tener una capacidad de anticipación monumental, lo que significa tenerse aprendido el circuito, el coche, de las condiciones de agarre y de la carrera e ir siempre con varias vueltas de antelación. No sé si esto se entiende. En el slot de competición 1:32 que conocemos básicamente se va paseando a Miss Daisy (los siento por los que pensaban que somos lo mas de lo mas y que “competimos”. La realidad dice que estamos jugando) lo que significa que gestionamos la curva o la trazada según sobreviene, no hace falta anticipación. Si tocamos el rally, en WRS y WRC ya nos topamos con coches lo suficientemente veloces como para que sea imposible una gestión en el momento, de manera que para llevar estas atrocidades con ruedas (malditas carrocerías de fibra) la cabeza del piloto está adelantada medio tramo con respecto a dónde físicamente se encuentra el coche. Con los Wing Car pasa lo mismo. No obstante todo esto es algo que se interioriza rápidamente a base de practicar. Otra particularidad de estos gloriosos artefactos alados es que se pilotan “de oído” de manera que sabes su posición por el característico silbido emitido por el rápido giro de la transmisión.



En España tenemos la desgracia de no poder disfrutar de una de estas pistas, y tampoco conozco ningún club con pista de madera que dónde gusten de usar carrocerías aerodinámicas para correr. Porca miseria. Este tipo de competición se estila en principalmente en USA, Brasil, Rep. Checa y creo que Noruega y Eslovaquia también.


Os dejo el enlace del video del la vuelta récord, un par de fotos de sendas coches en acción con las paredes laterales de la carrocería abiertas por la fuerza del aire y alguna foto mas. Muy recomendable, seguir la cuenta de Balance By BEUF que se dedica a estas cositas.


(Pincha aquí abajo. Pero, si parpadeas, te lo pierdes. Avisad@ estás)

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