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Foto del escritorDavid Torregrosa

BOLA EXTRA: Porsche 911 NGT & Volkswagen Polo WRC: La teoría de la conspiración.

Los culpables de mi ausencia por este tan maravilloso grupo que Alá tenga en su gloria, SLOTBOOK, durante estas últimas semanas, no son otros que esta pareja de malditos bastardos que, eso si, tengo a bien presentar aquí, en público y ahora mismo.


Malditos bastardos. Los culpables de todo. A la vez, problema y solución de que no durmiera por la noche.

Esta dupla canalla que tan afanado me ha tenido, supone la tercera intentona por zambullirme definitivamente en el mundo del rally-slot 1:24. Escala esta que, como ya sentenciase a mis veintipocos años, es para los jubilados del slot. Cosa que, ahora que me acerco a la cuarentena, compruebo en mis propias carnes cómo llevaba absoluta razón. Lo peor de todo es que sigo manteniendo esta y otras alocadas y convulsas teorías.

Pero esto no lo digo para mal, en absoluto y Dios me libre. Cuando estás hinchado a correr en 1:32, la conducción de la escala grande se vuelve cada vez más apetecible. Te olvidas de la pegada magnética, ya no pierdes tanto tiempo en encontrar el agarre y conducir a base de manejar inercias como si el coche fuera un acróbata del Circo del Sol y tú el director de la coreografía, se convierte en un arte que la escala pequeña no puede brindar.

Mi primer intento, sin lugar a dudas, fue gracias a Scaleauto Slot Cars que, con su Copa 911 de rally, lo ponía muy fácil a cualquiera que quisiera meterse en este mundo. Tan fácil como comprar su 911 NGT, ajustarlo como harías con cualquier coche que vayas a competir y a tirar millas. Hice tres carreras dentro del campeonato Campeonato Copalicante , causando en la primera un notorio revuelo ya que no solo me alzaba con la victoria de categoría en mi bautizo de fuego, si no que me pasé por la piedra a la mitad de la tabla con la reglamentarias ruedas de goma obligadas en la copa, frente al resto con las muy mucho mejores espumas. Al final de carrera el coche pasó una de las verificaciones mas largas y minuciosas que he vivido, ya que “aquello no podía ser”… ¡¡Para una vez que no hago trampas!!


Auto-publicidad. Ya puestos ¿why not?

Entre que la Copa no se renovó, que no tenía tramos de rally para entrenar y crecer, y que me lié con los campeonatos Europeos de Slot.it, no retomé el tema hasta un buen puñado de años mas tarde, cuando me mudé a Alicante, dónde la afición por el slot en todos los frentes es maravillosa (aún así, lástima que no tengamos pista de madera) y pude retomarlo con garantía. El problema esta vez, es que me vine muy arriba queriendo probar unos conceptos propios en los chasis que modifiqué y que en absoluto funcionaron cómo quería.

Aquellos coches también eran un Porsche y un VW, por lo que ya llevo tres nueveonces y dos politos. Jamás he tenido tanta querencia ni tanta insistencia con un modelo (aunque en general me empeño mucho con todos y cada uno de los que quiero hacer andar)


Esta vez he decidido no complicarme, con lo que el 911 se lo compré de segunda mano a nada menos que Jose Hernandez Santiago quién lo tenía a punto, y muy manido, para NGT; mientras que el Polo es un WRC de carrocería rebaja por encargo. Aunque lo de no complicarme… Parece que, si me complico porque me complico y si no, porque el mundo ya se encarga de conspirar para complicarme y, así, no pierdo la costumbre. La adquisición del Porsche y el encargo del WRC los hice entre finales de Noviembre y principios de Diciembre, con vista a tener un tiempo muy holgado de cara a preparar la primera carrera del Campeonato Copalicante el próximo 31 de Enero. Con las Navidades de por medio la cosa iba relativamente bien. El Porsche lo desmonté hasta el último tornillo para repasarlo y re-hacerlo, mientras que no puede resistirme a despintar la carrocería. Mis ganas por correr con los ya míticos colores de AlbaRacing superan a la tirria y pereza que me produce despintar. Pero la cosa empezó a ponerse relativamente mal cuando mis compañeros del piso que comparto me anuncian su abrupta e inesperada salida en Enero (mudanza a la vista) al comienzo un nuevo trabajo y la entrega del WRC, que tenía que haber llegado en Navidad, se retrasa tres semanas. *N.d.l.r.: Lo sé, lo del nuevo trabajo es un notición, estoy muy contento con ello, sé lo que os alegráis, os lo agradezco y luego lo celebraremos debidamente pero, por favor, ahora centraros en lo terroríficamente mal que viene esto a la trama para no quitarle ni un ápice de drama a la historia.



Total, que a menos de tres semanas para el estreno tengo dos chasis montados, pero que ni tan siquiera se si van hacia delante o hacia atrás porque ni han olido la pista, y dos maquetas de 1:24 completamente para hacer. Que me rio yo de cuando la gente se queja de que los Black Arrow traen muchas piececitas. Para colmo el WRC con carrocería rebajada nivel ‘papel de fumar’ da miedo tocarla. Hasta se va detrás de la cinta de enmascarar cuando la desprendes. El alma en vilo. Para colmo, las nuevas restricciones obligan a estar a las 20:00 en casa. Como el montaje lo hago en las instalaciones del Costablanca Slot Racing porque en casa no puedo, pues todavía, encima, aún menos tiempo.



La cuestión es que, tras sudar más tinta que un calamar huyendo de un hambriento atún rojo tras su migración trófica, justo, justo, justo el sábado pasado termino ambas máquinas del averno al completo y los echo a rodar al tramo. Y qué maravilla. Por fin, oye. De entrada van que se las pelan y, con algunos ajustes bastante intuitivos, mejoran lo bueno para ir mejor, mucho mejor. Y justo, justo, justo, cuando todo va sobre railes, puedo aliviarme y ponerme muy contento, ¡ZAS-CA! mensajito chulo, pero chulo, chulo, de la muerte divina de la organización del Campeonato Copalicante que me llega al whatsapp: “Tras las nuevas restricciones impuestas a partir del lunes día 25 (o sea, hoy) queda suspendida la primera carrera”. Esta es una de esas cosas que con el tiempo uno las recuerda y se echa a reír. O, también, puedo adelantarme en el tiempo e hincharme a reír ahora que, en realidad un poco entre la resignación, es lo que estoy haciendo.


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